El príncipe William y su hermano, el príncipe Harry, están de luto por la inesperada pérdida de su antiguo guardaespaldas, quien los apoyó durante la muerte de su madre Diana de Gales, de acuerdo a lo reseñado por Hello Magazine.
El príncipe William y el príncipe Harry están de luto por la pérdida de su antiguo guardaespaldas
El antiguo agente de seguridad real de los príncipes, Graham Craker, fue apodado cariñosamente Crakers por William y Harry, y estuvo junto a ellos cuando los jóvenes de la realeza británica se enteraron de la trágica muerte de su madre en un accidente automovilístico en 1997.
Graham Craker falleció a los 77 años de edad y era muy cercano a la familia real británica, incluso después de su retiro en 2001, asistiendo a la boda del príncipe de Gales y Kate Middleton.
Una noticia devastadora
El día del funeral de Diana en Londres, el 6 de septiembre de 1997, Craker estaba en un asiento delantero del coche fúnebre mientras el ataúd de la princesa viajaba a su lugar de descanso final. El duque de Sussex reflexionó sobre el desgarrador recuerdo en sus memorias Spare, publicadas en enero de 2023.
“El conductor tuvo que detenerse varias veces para que el guardaespaldas pudiera salir y limpiar las flores del parabrisas”, recordó. “El guardaespaldas era Graham. A Willy y a mí nos gustaba mucho. Siempre lo llamábamos Crackers. Nos parecía divertidísimo”.
Graham Craker permaneció cerca de la familia real tras su retiro
En una entrevista tras la muerte de Lady Di, Craker habló del momento en que se enteró del fallecimiento de Diana cuando William y Harry se alojaban en Balmoral en Escocia: “Bajé sigilosamente las escaleras hasta el teléfono de la casa y llamé a la oficina de guardia en el Palacio de Buckingham”, dijo.
“Dijeron que había informes de que hubo un accidente y que Dodi Fayed había muerto y la princesa tenía un brazo roto”, agregó.
Asimismo, aseguró que se quedó incrédulo cuando descubrió que la princesa también había muerto.
“Intentas afrontarlo lo mejor que puedes, pero te emocionas bastante”. “Quizás lo más emotivo fue ver a William a la mañana siguiente”. Y sentenció: “Vi a William paseando a su perro afuera, me acerqué a él y le dije: «Lamento mucho oír sus malas noticias». William, con mucha tristeza, me respondió: Gracias”.