Terminar una relación estable es una de las experiencias más complicadas en la vida, pero cuando aparecen estas señales de que tu pareja ya no te hace feliz es hora de replantearte el futuro al lado de esa persona.
No significa que todo está perdido y no hay esperanza para la reconciliación, sin embargo, son claro indicativo de que debes empezar a priorizar más tu propia felicidad, tus anhelos, sueños y objetivos para dejar de vivir en automático o bajo la costumbre.
Señales de que tu pareja ya no te hace feliz y deberías considerar una ruptura
Reducción de la intimidad
Si antes el sexo era más común, así como los momentos para besarse largo rato, bañarse juntos, tocarse apasionadamente y más, pero estos gestos se han perdido en el tiempo, quiere decir que hay algo pasando entre ustedes. La reducción del deseo habla sobre la falta de interés que tenemos en el otro.
Te sientes atada por el pasado
Más que el amor y la verdadera voluntad de estar juntos, realmente has considerado que no puedes dejarlo por motivos externos: por los sacrificios que pasaron a lo largo del tiempo, por los hijos o la familia en común, por el ámbito económico... Deja de vivir de recuerdos porque es importante sentirte llena y plena en el presente.
Puedes dejar de verlo
¿Recuerdas aquellos días donde nunca te querías separar de él? Donde hasta contabas los días para verse y te generaba ilusión pasar tiempo juntos. Si ahora cada vez te dan menos ganas de verle, lo evitas o prefieres pasar más tiempo sola que en su compañía, incluso para planes o actividades que antes disfrutaban juntos, presta atención.
No tienes interés en salvar la relación
Lo contrario al amor es la apatía. Si te da igual lo que suceda entre ambos, ya no quieres seguir esforzándote y hasta has fantaseado en un futuro sin él, tu voz interna ya está tomando nuevos caminos por ti.
Te irrita y le tienes poca paciencia
No importa si lo que dice o hace es con una buena intención. Te irrita o hasta la más mínima cosa desencadena peleas. Sientes que hay rencores acumulados, situaciones sin resolver, problemas que se han planteado y no se han solucionado. Cuando esto pasa, se cae en un círculo vicioso que hay que romper.