El próximo 31 de agosto se cumplirán 27 años del trágico fallecimiento de Lady Di en un enigmático accidente de vehículo en París. A pesar de esto, pareciera que el fantasma de su memoria sigue merodeando el Palacio de Buckingham de una manera no tan literal.
La nueva venganza de Lady Di a Carlos III
Y es que, según los especialistas en temas de la casa real, como Pilar Eyre, aseguran que Carlos III, viudo de Diana de Gales y actual monarca británico, aún no ha podido escapar de la sombra que su antigua esposa proyectó sobre su vida. La última muestra de esta persistente influencia se dejó ver en el tradicional desfile del Trooping the Colour, donde el rey, a pesar de estatus, no pudo evitar ser eclipsado una vez más por la figura de la princesa de Gales, un título que ahora pertenece a Kate Middleton.
El desfile del Trooping the Colour este año trajo consigo una sorpresa muy inesperada: la reaparición oficial de Kate Middleton, quien había anunciado el pasado mes de marzo su diagnóstico de cáncer, según la información reseñada por el sitio web El Nacional.
A casi tres décadas de su fallecimiento, Diana de Gales vuelve a vengarse de Carlos III gracias a Kate Middleton
Debido a esto, la princesa de Gales había excusado su presencia por su delicado estado de salud, pero finalmente apareció junto a su esposo, el príncipe William, y sus tres hijos.
Según reveló Pilar Eyre en su columna en Lecturas, esta inesperada aparición de Kate Middleton no fue una casualidad, sino una gran estrategia orquestada por Carlos III. Sus asesores reales le advirtieron que él y Camila Parker no eran suficientes para atraer la atención del público, y que necesitaban la presencia de toda la familia real para avivar el interés en la monarquía.
La llegada de Kate Middleton fue un espectáculo en sí mismo. Deslumbrante y radiante, se robó todas las miradas y la atención mediática, eclipsando por completo a Carlos III. Sin embargo, no es la primera vez que Carlos III se encontraba en esta situación. Durante su matrimonio con Lady Di, vivió en la sombra de la adoración pública que su entonces esposa recibía, relegándolo siempre a un segundo plano.