La supermodelo de los 90, Cindy Crawford, a sus 56 años de edad sabe que la juventud no es eterna, que por mas que te cuides los años pasan y hay que asumir que todo cambia, la piel, el rostro, el cuerpo, la mente.
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“La cara que tienes a los 25 años es la cara que Dios te dio, pero la cara que tienes después de los 50 es la cara que te ganaste”, dijo Crawford en una entrevista radial.
La supermodelo acepta sus años con mucha naturalidad, pero si de algo nadie puede dudar es que hizo una carrera promisoria, que luchó por lograr un lugar en el mundo del modelaje y que durante años fue llamada “eterna”, pero ya no quiere que la califiquen así.
Crawford rechaza cualquier expectativa de edad que la gente pueda tener sobre ella y tiene algo de sabiduría para compartir con todos los que tienen miedo de envejecer.
Una vida de logros
El ascenso a la fama de Cindy Crawford inició en 1990 cuando apareció en la portada de British Vogue junto a nombres como Naomi Campbell, Linda Evangelista y Christy Turlington.
Esta supermodelo desfiló y posó con frecuencia para las principales casas de moda y revistas de la década.
Antes de su llegada a las grandes revistas de moda en 1988, decidió presentarse en Playboy y lanzó una serie de calendarios en traje de baño.
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En 1995, Forbes calculaba que era la modelo mejor pagada del planeta, con ganancias anuales de $6,5 millones, reseñó el portal Busca Biografías.
De modelo a escritora
Según el portal Genial, en 2000, exactamente 10 años después de que su carrera se disparara, Crawford dejó el modelaje a tiempo completo a la edad de 34 años.
Desde entonces, la ex supermodelo ha escrito un libro, Becoming, trabajó como portavoz de varias marcas e incluso lanzó su línea de muebles.
Aun así, a pesar de que haya colgado el sombrero de modelo hace más de 2 décadas, Crawford todavía está luchando con las expectativas poco realistas que la gente tiene de los demás.
Al ser quincuagenaria, la ex supermodelo empezó a notar su edad en pequeñas cosas: “Tu piel, tu cabello, tu cuerpo. Me cuido, pero sé que soy una mujer de 51 años”.
Pero sus preocupaciones no se basaban en ella, sino en las expectativas de otras personas y es por eso que con el pasar del tiempo aceptó su edad.
“Quiero hacer bien mi trabajo y quiero cumplir, pero también sé que lo que tengo para ofrecer ahora es diferente de lo que tenía para ofrecer a los 25″.
No soy eterna, estoy orgullosa de mi edad
Entendió que la idea de “ser eterna” no es una narrativa que quiere seguir impulsando. “Que me digan que soy eterna no está bien, especialmente porque envejecer ya es bastante difícil, incluso sin mencionar que vivamos en una cultura obsesionada con la juventud”.
En la actualidad su edad es su orgullo porque refleja todos sus logros.
“No tengo 25 años, entonces, ¿por qué debería tratar de aparentar 25? ¿Para qué querría que alguien me confunda con una persona de 25 años? Tengo hijos. Tengo toda esta experiencia de vida”.