La plataforma de Netflix estrenó este 27 de febrero una miniserie basada en un caso real ocurrido en el Reino Unido, se trata de “Ciudad Tóxica”, protagonizada por Jodie Whittaker (‘Doctor Who’) y Robert Carlyle (‘Full Monty’).
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Esta miniserie que solo tiene cuatro capítulos, se desarrolla en East Midlands, donde el vertido de unos residuos tóxicos pone en pie de guerra la población.
El caso que adapta Ciudad tóxica fue conocido como El caso de los desperdicios tóxicos de Corby, nombre de la empresa responsable del vertido. Sin embargo, la empresa popularizó otra denominación, mucho más cinematográfica: el caso de la Erin Brockovich británica.
Ciudad tóxica sigue a tres madres, que se levantan contra la empresa Corby al reparar en que el ratio de enfermedades genéticas en su condado es mucho más alto que en los territorios vecinos.
En cuanto comienzan a investigar, descubren que los recién nacidos en East Midlands triplican las posibilidades de sufrir un defecto genético con respecto al resto del Reino Unido.
Lo que realmente ocurrió en Corby
Ni toda la ficción del mundo se acerca a lo que vivieron las familias de Corby, al este de Birmingham, debido a los restos de una antigua planta siderúrgica de British Steel que generaron un polvo tóxico que cubría toda la zona.
Según contaba una de las madres afectadas al Sunday Times, era tan la cantidad de polvo fino que se juntaba que parecía “el desierto del Sahara”, tanto es así que tenía que estar constantemente con sus inhaladores para el asma, pero en cuanto salía del pueblo dejaba de tener problemas respiratorios. Por las noches directamente tenía que quedarse en su casa porque en cuando ponía un pie en la calle el aire tóxico le quemaba la garganta.
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Asimismo, los afectados recuerdan que se formaban pequeñas lagunas que olían “como una sala de hospital” y los niños jugaban al lado de charcos del que salían burbujas si se tiraban piedras sobre ellos.
¿A qué se debía todo esto? A que los restos no se habían limpiado como debían y como en el pueblo decían que hacía. Según los datos publicados por la revista Time, un informe de una cantera a la que tuvieron acceso los periodistas Graham Hind y Stephen Bevan confirmaba que “niveles de arsénico, zinc, boro y níquel que excedían con creces las pautas de seguridad ambiental”.
Según el portal GQ, este trabajo periodístico inició todo el proceso por el que se lograron localizar 19 familias afectadas por los vertidos y llevar ante la justicia a las empresas y personas responsables como podrás ver en Ciudad Tóxica. Fue el primer caso en Inglaterra de este tipo en el que las familias ganaron el juicio, sentando un precedente importantísimo.