‘Harald y Sonia’ es la nueva serie que fue estrenada el 14 de febrero en la plataforma de Prime Video y que trata sobre la historia de amor prohibida de los actuales Reyes de Noruega y que está causando furor en el streaming.
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La serie cuenta los primeros años de la relación del entonces príncipe heredero y aquella costurera de la que se enamoró prácticamente a primera vista.
Está protagonizada por Sindre Strand Offerdal, quien interpreta a Harald, y Gina Bernhoft Gørvell, quien personifica a la reina Sonia, cuando era solo una joven interesada en la costura y el diseño de moda que vivió un auténtico flechazo con un futuro rey.
Harald y Sonia se habían conocido en un campamento de verano en 1959, con dos situaciones vitales muy distintas. Él estaba llamado a ser rey de los noruegos, ya que en ese momento su padre, Olav V, era el monarca. Ella era la hija de un comerciante. Surgió el flechazo y las reticencias iniciales de ella a convertirse en la novia de un príncipe desaparecieron. Claro que no pensaba que se iba a encontrar con tantos obstáculos.
Novios en la clandestinidad
Destaca la revista Vanitatis que el noviazgo duró casi diez años y muchos los vivieron en la clandestinidad. No fue hasta un tiempo después cuando Harald decidió confesar a su padre que tenía una relación con la joven Sonia Haraldsen, tras lo que se encontró con la oposición frontal del monarca.
No concebía a una plebeya como la mejor opción para el que un día le sustituiría en el trono. Así que decidió mandarlo a estudiar al extranjero y, además, facilitar encuentros con jóvenes princesas, con los títulos, educación y rango que sí consideraba adecuadas.
Olav se encontró con la misma situación en sus tres hijos, ya que también las hermanas de Harald, Astrid y Ragnhild, se enamoraron de dos hombres de clase media y que nada tenían que ver con las exigencias de su padre, pero los tres lucharon por su amor.
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Ragnhild, renunció a sus derechos dinásticos, su tratamiento de alteza real y la asignación estatal. Su hermana Astrid tuvo más suerte, ya que su dedicación a la Corona, ejerciendo de reina tras la muerte de su madre, Marta de Noruega, hizo que solo tuviera que desistir de sus derechos sucesorios para casarse con su amor.
Casados y superando obstáculos
Harald, por mucho que su padre intentó emparejarle con alguien de su rango, la resistencia del entonces príncipe heredero fue aún mayor. El ahora monarca lanzó un órdago: o consentía el rey Olav que se casara con Sonia, o renunciaba a sus derechos dinásticos.
Eso hubiera supuesto un escándalo de proporciones mayúsculas. Era más fácil claudicar y camuflar la decisión como algo con lo que se alineaba a los buenos tiempos.
Ya resignado, en 1968, Olav anunció al Gobierno que consentía el matrimonio, pero tras la boda, Harald y Sonia han tenido que afrontar muchos retos hasta nuestros días, muchos de ellos relacionados, precisamente, con las historias de amor de sus hijos, Haakon y Marta Luisa.